Las recientes nominaciones de Acroarte han dejado un sabor amargo en el ámbito artístico dominicano. Con solo dos nominados en algunas categorías, surge la inevitable pregunta: ¿es que en República Dominicana no hay suficientes talentos competitivos para completar las listas?
Resulta difícil aceptar esta idea en un país que continuamente produce exponentes destacados en la música, el cine, la televisión y otros espacios artísticos. La decisión de limitar las categorías a tan pocos nombres puede interpretarse como una falta de visión o incluso de esfuerzo por explorar el panorama artístico en su totalidad.
Otro aspecto que llama la atención es la inclusión de proyectos que claramente no han tenido el tiempo suficiente para ser evaluados objetivamente. Por ejemplo, películas lanzadas apenas semanas antes del anuncio de las nominaciones, que deberían haber sido consideradas en la edición del próximo año, aparecen en esta lista. Esto no solo es injusto para los artistas que sí trabajaron consistentemente durante el 2024, sino que también genera dudas sobre los criterios utilizados para evaluar estas obras. Lo mismo aplica a los videoclips, algunos de los cuales tienen apenas meses de lanzamiento y aún no han tenido suficiente impacto o repercusión para justificar su nominación.
En este contexto, también resulta preocupante la omisión de figuras relevantes del entretenimiento dominicano, como Francisca, Yailin La Más Viral y Elvis Martínez, quienes han tenido un 2024 lleno de trabajo y reconocimiento. Su exclusión pone en entredicho la representatividad de estas nominaciones y deja la impresión de que se han ignorado aportes significativos al arte y la cultura nacional.
Es cierto que el trabajo de Acroarte no es fácil. Evaluar, seleccionar y reconocer a lo mejor del arte y el espectáculo implica un análisis profundo y un compromiso con la objetividad. Sin embargo, las decisiones tomadas en esta edición reflejan un descuido preocupante, que no solo afecta a los artistas, sino también a la credibilidad de la premiación.
La riqueza cultural y el talento de República Dominicana no pueden ser reducidos a listas incompletas ni a decisiones apresuradas. Urge una reflexión sobre los procesos de nominación y selección para garantizar que el arte dominicano sea representado con justicia y que cada nominación sea un verdadero reflejo de la calidad y el esfuerzo de nuestros artistas.
Por: Walddy Polanco